LA CURACIÓN DE NELLY MORITZ DE LA HEMORRAGIA EN EL AÑO 2000

En junio de 2000 estuve de visita en Ucrania. Antes de regresar a Alemania, haciendo la limpieza de la habitación, moví un sofá. Después de eso me vino una hemorragia. Me sentí muy mal. En el tren durante todo el camino estuve acostada, la hemorragia no se detenía. Hasta llegar a casa, mi estado había empeorado. Había perdido mucha sangre, tenía mareos. Yo, me sentía agotada hasta tal punto que no podía caminar, y la hemorragia no se detenía. El lunes por la mañana, ya no podía ir a trabajar, así que le consulté a mi médica. Ella, alarmada, me preguntó: “¿Qué te ha pasado? ¿Por qué estás tan pálida, agotada?” Entonces le dije que me desangré. La doctora me examinó y me dijo que, en un caso así, no había otra opción que una operación. Ella llamó a un médico ginecólogo, diciendole que le enviaría a una enferma grave, a la que debía atender de urgencia. Yo estaba atemorizada, sintiendo que la vida se alejaba de mí. Volví a casa alarmada a prepararme para la consulta. En ese momento, a petición mía, en nuestra Iglesia de Kovel oraron por mí. Mientras me preparaba para la consulta del médico, la hemorragia se detuvo. Inmediatamente sentí una ola de fuerza. En la consulta, el médico me examinó y dijo: “¡Yo, no detecto ninguna enfermedad, usted está del todo bien!” ¡Me sentía tan alegre! ¡Me sentía tan feliz, porque Dios me había curado en mi casa, en Alemania, y habían orado por mí en Ucrania, a una distancia de 1200 kilómetros!
Al día siguiente fui a la cita con mi médica y le conté a ella, que me sentía bien, que ya no sería necesario que me operaran, y no me habían encontrado ninguna enfermedad. Dios me había curado antes de fuera al ginecólogo, que nada más confirmó que, en efecto me encontraba bien y que no había rastro de la enfermedad. Después de escucharme, mi médica dijo: “De hecho, sólo Dios podía curarte.”
Doy gracias a Dios por Su gracia y misericordia, porque Dios me había curado, salvado de la operación y conservado mi vida. Estoy feliz de pertenecer a la Iglesia de Kovel a la que Dios escucha y hace curaciones al instante, como ha sido el caso mío y el de mi hermano varias veces. Alexander a los 25 años, sin gafas especiales, era ya un ciego. Han pasado catorce años desde que, a través de una sola oración del ministro de nuestra Iglesia, Dios había curado los ojos de Alexander. Yo estuve presente durante aquella oración, y vi como él se quitó las gafas antes de la oración y nunca más se las volvió a poner. Ya no las necesita, tiene la vista 20/20.
¡En el nombre de Jesús Cristo, gloria a Dios Que obra poderosamente en nuestra Iglesia! ¡Amén!
Nelli Moritz
Salzgitter, Alemania
Volver a la lista »
|