El testimonio de Iván Sas
¡ Yo prometí ser creyente,
y ¡Dios a través de las oraciones de la Iglesia de Kovel curó
a mi esposa Galina, enferma mental!
Antes de creer en Cristo yo vivía como todos: la familia, los niños, los quehaceres constantes. A veces pensaba en Dios, pero no pensaba hacerme creyente. Tenía la esperanza de una vida feliz en este mundo y la vida en el futuro no me preocupaba.
En 1971, todas mi esperanzas y sueños del mundo se vinieron abajo en un instante, de repente mi esposa Galina se enfermó. Y fue así como sucedió. Cuando regresé a casa, vi que Galina estaba acostada y no podía hablar, sólo producía unos sonidos como si delirara. A ella le sucedía algo: gritaba, se desesperaba por ir a algún lugar, se negaba a comer. ¡Toda una desgracia! ¿Dónde encontrar la salvación? Me fui a donde los curanderos, los “agoreros que susurran”, iba a donde la gente me decía. Ellos por su parte prometían ayudar a Galina y le daban medicinas originales como ser: Pan, agua, hierbas, pero no sentía ningún alivio. Su salud y su estado mental empeoraron, el enemigo no la soltaba. La gente venía a verla, como para ver un espectáculo. Yo, no vi otra salida, decidí dirigirme a los creyentes. Sabiendo que en el pueblo vecino de Zapillia viven los creyentes de descendencia, fui hasta su casa. Fui llorando por todo el camino, repitiendo sin cesar: “Señor, yo seré creyente, ayuda, cura.” Llegué a la familia Makarus y entre lágrimas, empecé a contarles acerca de mi grande desgracia. Antonina, la dueña de esta casa, me invitó a una habitación donde había una reunión. Entre los presentes se encontraba María Gochachko. Me consolaban, diciéndome que Dios podía curar a Galina. Al regresar a casa, me enteré de que durante ese tiempo los familiares de Galina la habían enviado a la ciudad de Olyka, al hospital psiquiátrico. Al llegar allí, le pregunté al médico que si la podrían curar. La respuesta fue, “Oh, hombre, mira a esa gente, ellos están aquí desde hace quince años. Puedes considerar que ya no tienes esposa y que tus hijos son huérfanos”. Fue doloroso y aterrador imaginar que mi esposa, madre de dos niños pequeños, se quedaría así (mi hijo mayor tenía 2 años y medio y el menor 7 meses). Yo me encontraba confundido y desesperado, no podía encontrar la manera de salir de esta situación.
Desde el enorme castillo terrorífico, que albergaba al hospital psiquiátrico, hasta la carretera Rivne-Lutsk me fui a pie. Caminando por el camino de piedra condal, yo lloraba. Al llegar a casa, me encontré con Anastasia Budnik. Con firmeza, me dijo que creyera en la curación de Dios, y que la Iglesia de Kovel oraría por Galina en su ausencia y que Dios la curaría allí, en el hospital psiquiátrico. Yo, de nuevo sentí vida en el corazón, aunque aún no sabía que Dios hablaba a los creyentes de esta Iglesia. Tampoco sabía que ellos, saben de antemano, a través de la Palabra de Dios, lo que va a ocurrir y como va a ocurrir. Yo, solo sentía la creencia firme que se expresaba en sus palabras. Veía una esperanza. Más tarde supe que ellos conocían mi destino y sabían cuando se curaría y se pondría bien Galina. Anna Mazhula me trajo una hoja de papel en donde estaban escritas las Palabras de Dios, dichas y en cuanto a mí. Al leer lo escrito, yo, con esperanza, me dirigí a Dios y firmemente prometí servir al Señor Dios. ¡Y entonces ocurrió el milagro: Durante la oración de la Iglesia de Kovel, Dios, a través de María Gochachko dijó que Él había curado a Galina, allá en el hospital psiquiátrico! Pronto, llegó un telegrama del hospital: “Venga por su esposa.” Llegué allí, y el doctor al verme me dijo: “¡Su esposa está sana!” Y preguntó: “¿En su familia hay creyentes?”, le contesté que no, pero que los creyentes habían orado por ella. Y confirmó que de un estado así, se sale solo a través de las oraciones de los creyentes. ¡Y Galina estaba, como que si nunca hubiese estado enferma, mirando tranquilamente y hablando con sensatez. Contentos, nos volvimos a casa!
Tuve el placer de saber que mis nuevos conocidos, y desde entonces, verdaderos amigos, oraron sinceramente a Dios y ayunaron por la curación de Galina. Este caso demostró que Dios oyó sus oraciones. Galina también se hizo creyente.
¡En el nombre de Jesús Cristo, gloria por todo a Dios el Padre y al Hijo y al Espíritu Santo! ¡Amén!
Galina Sas complementa el testimonio de sí misma
No puedo acordarme nada de mi enfermedad. Entonces fue como despertarme de un largo sueño, que nunca más he vuelto a tener. Después de que Dios me curó, nunca más me he enfermado ni necesitado atención médica. Durante todo este tiempo, gracias al Señor, nunca he tenido un dolor de cabeza. He trabajado durante 33 años. He criado a mis hijos. Ahora estoy jubilada. Estoy feliz de que Dios tuvo misericordia de mí, y me puso en Su camino. Agradezco al Señor, porque Él concedió Su gran gracia a mí. Si los creyentes de la Iglesia de Kovel no hubiesen orado por mí, los médicos no podrían haberme ayudado. Estoy agradecido a Dios y a este pueblo de Dios. Estoy feliz de que Dios me llamó a Su Iglesia con el fin de salvar mi alma.
¡Gloria por todo al Dios Vivo! ¡Amén!
Iván y Galina Sas
Doshno, el raión de Ratno, Ucrania
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