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"Если мы говорим, что имеем общение с Ним, а ходим во тьме, то мы лжем и не поступаем по истине;
Если же ходим во свете, подобно как Он во свете, то имеем общение друг с другом, и Кровь Иисуса Христа, Сына Его, очищает нас от всякого греха.
Если говорим, что не имеем греха, - обманываем самих себя, и истины нет в нас. "
(1-е Иоанна 1:6-8)
"Ибо, если мы веруем, что Иисус умер и воскрес, то и умерших в Иисусе Бог приведет с Ним.
Ибо сие говорим вам словом Господним, что мы живущие, оставшиеся до пришествия Господня, не предупредим умерших,
Потому что Сам Господь при возвещении, при гласе Архангела и трубе Божией, сойдет с неба, и мертвые во Христе воскреснут прежде; "
(1-е Фессалоникийцам 4:14-16)
Muchos dan gracias por la ayuda de Dios y por las curaciones que han recibido de Dios. Si lo desea, únase a nuestras oraciones dominicales y oraremos por sus necesidades (petición de oración), si eso no contradice la Voluntad de Dios. El ministerio de oraciones entregado por Dios a la Iglesia de Kovel, fundada en 1924 son las oraciones dominicales por todo el mundo.

LAS CURACIONES DE VERA SAVLUK Y DE SU MADRE

Vera Savluk

En primer lugar, quiero contar cómo Dios, en 1968, cambió mi destino y me hizo feliz. Esto ocurrió cuando Dios curó a mi mamá, María Savluk. Entonces, conforme a la palabra de Dios, a través de una oración de Su pueblo, ella se curó al instante. Antes de esto mi madre llevaba varios días acostada como muerta, no reaccionaba a nada, ni siquiera al tocarle los ojos, permanentemente abiertos y vidriosos. Desde entonces, nuestra familia se hizo creyente y pertenecemos a la Iglesia de Kovel, en donde Dios obró y continúa obrando hoy en día. A mi me complace dar testimonio acerca de esto.

En el año 2000, descubrí en mi seno izquierdo una bolita del tamaño de una avellana. Más o menos al año el tumor aumentó ligeramente y parecía estar dividido en dos. Después de una revisión médica el 3 de mayo de 2001, el médico de la localidad, habiendo examinado los resultados de mis pruebas, me envió al oncólogo. El 5 de mayo de 2001, los oncólogos me diagnosticaron mastopatía mixta bilateral, fibroadenoma de mama izquierda. Con este diagnóstico me enviaron a una mamografía. Habiendo estudiado las imágenes, dos oncólogos confirmaron el diagnóstico e inmediatamente el 7 de mayo de 2001 me inscribieron en el registro oncológico, sin decirme nada reconfortante. Yo me negué a la operación. El doctor dijo: “¿Qué estás esperando? ¿Esperas que te salga hasta la nariz?” Yo le contesté: “¡Dejaré que Dios me salve de esta!” En el corazón no había ninguna esperanza de que la medicina me ayudaría. Así que no seguí las recomendaciones, ni tomé los medicamentos asignados.

Tenía que ir a ver al oncólogo mensualmente para que me examinara. En uno de esos exámenes, el médico sacudió la cabeza y me dijo estrictamente que volviera dentro de un mes, sin falta. Pero, esta fue mi última visita, porque dentro de un mes, a pesar de que fui a la clínica, no entré al consultorio del oncólogo. Ya no podía hacerlo. Más de una vez había visto allí a muchas mujeres sin esperanza con lágrimas en los ojos, entrar en el consultorio y salir de allí aún más tristes. Entonces me hice una pregunta: ¿qué hago yo aquí, siendo creyente? Después de todo, muchas veces había visto que el alivio y las curaciones solamente Dios los da. Así que me decidí: Iré a buscar de Dios, en Quien tengo puesta mi fe, la salvación de la muerte. Estuve parada bajo el umbral y me fui a casa.

El tiempo pasaba, yo me acordaba de las oraciones, de mi enfermedad, sin embargo, al no sentir dolor, no hacía ningún esfuerzo especial en las oraciones. Pero a finales de 2003, comencé a sentir dolor. En enero de 2004, mi corazón se llenó de ansiedad, ya que el tumor había crecido considerablemente y me dolía mucho, sentía que me tiraba, como un absceso. Entonces empecé a orar a Dios con más diligencia. Llegó la hora cuando ya no podía dormir, no podía encontrar una posición cómoda, en la que no sintiera ningún dolor. El tumor durante este período aumentó hasta el tamaño de un huevo de gallina. No dejé de pensar, “¿Qué pasará después?” Yo, sabía de que si se abría la herida, eso sería mortal. Y de hecho, comencé a sentir la llegada de algo terrible. Tenía la sensación de que el tumor ya mismo se reventaría hacia afuera como un forúnculo. De duelo, ayuné durante una semana. Después de un tiempo volví a hacer ayuno una semana más, diariamente hasta 18 horas no comía ni bebía nada. Aunque no sentía alivio alguno, sin embargo la fe en la curación se había fortalecido. Superando los agudos dolores, yo creía que Dios podía curarme.

El día 3 de marzo de 2004 lo recordaré toda mi vida. Al final de la reunión, el ministro de la Iglesia de Kovel propuso orar por los enfermos. Me arrodillé, rogando por la ayuda de Dios. Durante la oración de la parte del ministro vino a mí el Poder de Dios, voló como una flecha dirigida directamente donde estaba el tumor. Sentí un contacto suave, después del cual el dolor desapareció de inmediato. Esto ocurrió en el preciso momento en que el ministro oraba por la curación de los tumores y las excrecencias en el cuerpo. Esa oración la oímos todos.

Yo, volví a casa y arranque la hoja del calendario para acordarme de este día. ¡Del 3 de marzo de 2004 a mayo de ese mismo año, el tumor había desaparecido por completo! ¡Gloria a Dios! Él escucha las oraciones de Su pueblo! Él escuchó la oración de Su ministro escogido e hizo aparecer la señal – la curacion instantánea! Quiero decir con las palabras del Evangelio: “Jesús el Cristo es El Mismo ayer, y hoy, y por los siglos” (Hebreos 13:8). En nuestros días, al igual que durante el tiempo de los Apóstoles, se cumple la palabra del profeta Isaías, que dice: “Él tomó sobre Sí nuestras enfermedades y cargó con nuestras dolencias” (Mateo 8:17).

¡En el nombre de Jesús Cristo, gloria al Gran Dios Santo Todopoderoso Que hace milagros en Su pueblo! ¡Amén!

 

Vera Savluk

Kovel, Ucrania

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EL TESTIMONIO DE MARÍA SOBRE LA CURACIÓN DE DIOS DE ICTUS ISQUEMICO

Yo contaré acerca del milagro de curación que Dios me hizo. Me enfermé. Me aparecieron los síntomas de una parálisis del lado derecho del cuerpo. Tenía fuertes dolores de cabeza, sobre todo en la región de la nuca, ruidos. Al tocar, mi cabeza en la parte derecha parecía de madera. La mandíbula inferior, y luego la superior, se pusieron insensibles (como después de una anestesia, cuando te sacan una muela). Mi lengua en la boca era grande y pesado. Mi boca estaba torcida. Me era difícil hablar. La pierna y la mano derecha estaban entumecidas hasta las puntas de los dedos. Mi estado empeoraba más y más. Como médica, sabía que estaba amenazada de muerte, así que consulté a un médico. Él me propuso ingresarme en el hospital, pero yo me negué, sabiendo que ante tal enfermedad los médicos son impotentes. El médico respondió: “Depende de Usted, pero sepa que en cualquier momento podía venirle un infarto cerebral total y la muerte”...

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EL MILAGRO DE DIOS EN KENIA

El 13 de febrero de 2015, un grupo de creyentes de África nos contactó con la petición de orar por Razija, una niña de ocho años de Kenia. Ella estaba sufriendo de dos terribles enfermedades a la vez de malaria y de tifus abdominal. Su necesidad fue transmitida a la Iglesia de Kovel y los creyentes de la Iglesia de Kovel oraron por la curación de la niña. Y he aquí, el 19 de febrero nos mandaron la buena noticia: “¡La paz de Dios sea con ustedes, queridos orantes!...

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