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"Зная, что не тленным серебром или золотом искуплены вы от суетной жизни, преданной вам от отцов,
Но драгоценною Кровию Христа, как непорочного и чистого Агнца,
Предназначенного еще прежде создания мира, но явившегося в последние времена для вас, "
(1-е Петра 1:18-20)
"Чтобы старицы также одевались прилично святым, не были клеветницы, не порабощались пьянству, учили добру;
Чтобы вразумляли молодых любить мужей, любить детей,
Быть целомудренными, чистыми, попечительными о доме, добрыми, покорными своим мужьям, да не порицается слово Божие. "
(К Титу 2:3-5)
Muchos dan gracias por la ayuda de Dios y por las curaciones que han recibido de Dios. Si lo desea, únase a nuestras oraciones dominicales y oraremos por sus necesidades (petición de oración), si eso no contradice la Voluntad de Dios. El ministerio de oraciones entregado por Dios a la Iglesia de Kovel, fundada en 1924 son las oraciones dominicales por todo el mundo.

LA CURACIÓN DE OLGA LOGVINSKAYA – UNA DISCAPACITADA DE II GRADO

Olga Logvinskaya

Acción de gracias, honor y gloria a nuestro Dios, que nos ha abierto Su Camino Verdadero, en el que podemos salvarnos de los pecados y recibir las curaciones de diversas enfermedades. Todo esto lo hace Dios en el nombre de Jesús Cristo. ¡Gloria a Él por los siglos! ¡Amén!

El deseo de mi corazón es el de glorificar a Dios, contando el milagro que el Dios Todopoderoso hizo conmigo. Me enfermé cuando aún estudiaba en la escuela de formación profesional. Comencé a padecer de unos dolores fuertes en el corazón, dificultad respiratoria, dolores en las articulaciones, hinchazón de los pies. Fui examinada en el dispensario Cardio-Reuma de la ciudad de Lutsk. Me diagnosticaron reumatismo en fase activa, miocarditis, poliartralgía, insuficiencia circulatoria de grado II, una enfermedad valvular combinada mitro-aórtica. Los médicos ofrecieron una cirugía para reemplazar la válvula aórtica en mi corazón, pero decidí rechazar la cirugía. Me dieron el segundo grupo de discapacidad. En repetidas ocasiones me sometí a tratamiento, pero mi estado de salud empeoraba. Aumentaron los ataques al corazón, los alteraciones del ritmo cardiaco, se me hizo difícil respirar, me preocupaban los edemas. Tan pronto como me enfermé, Dios me reveló que esta enfermedad era para mi salvación, que no era para mí muerte, sino que para salvar mi alma a través de la enfermedad. Y, en efecto, aquellos que estuvieron internados conmigo en el hospital, murieron. ¡Pero para Dios todo es posible! Incluso para que una enferma desahuciada como yo, pudiera llegar a vivir hasta los cincuenta y tantos años!

En otoño de 2003, mi salud empeoró considerablemente, me dolían mucho las piernas, los brazos y las articulaciones. Los largos días y noches de insomnio eran muy difíciles para mí. No me había dirigido a los ministros de nuestra Iglesia de Kovel, pero cuando me puse grave, cuando me empezó a doler todo el cuerpo, yo, avergonzada, le dije al ministro que mi estado de salud estaba empeorando considerablemente. El ministro respondió: “Nosotros oramos por todos los que necesitan curación, y tú pide a Dios con la fe en el nombre de Jesús Cristo y recibirás la curación a través de nuestra oración común”. Yo no tenía una fe firme en que Dios podía curar al instante de muchas enfermedades. Pero Dios me dio un deseo agradable, para que el ministro de Dios de nuestra Iglesia orara por mí personalmente. A través de sus oraciones, Dios curaba a personas de diferentes enfermedades. Así, a través de una sola oración de este ministro, Dios curó al instante a Vera Bardizh de una gangrena gaseosa. Yo fui testigo de esa curación. La gangrena gaseosa comenzó a desarrollarse cuando Vera se pinchó la pierna con una horca. En unas horas su pierna se puso negra y se hinchó tanto que brillaba como el cristal y el tumor seguía creciendo cada vez más y más, era una terrible ola negra mortal. Vera gemía mucho de dolor, pero el Ángel de Dios, a Quien el ministro de Dios vió en una visión durante la oración, habiendo tocado la pierna de Vera la curó al instante de la gangrena gaseosa.

La gangrena gaseosa por lo general es una infección fulminante caracterizada por hallazgos prominentes en el sitio de infección y severa toxicidad sistémica. Suele infectar heridas (generalmente en las extremidades) contaminadas con tierra, las que han sufrido un aplastamiento. A medida que la enfermedad avanza, la piel puede ser pálida y luego evolucionar a un color gris o rojo púrpura. Los síntomas en la piel pueden incluir manchas de un color azul o negro, dolor, entumecimiento y ulceras que producen una secrecion con mal olor. Los microorganismos que penetran profundamente en los tejidos se reproducen en condiciones anaeróbicas y liberan gases y toxinas que producen una inflamación y una necrosis del tejido muscular ocasionando una intoxicación general que puede ocasionar la muerte del paciente en pocas horas. La enfermedad provoca dolor local muy intenso debido a la distensión tisular por los gases y el edema, y alrededor de la herida los tejidos se vuelven negros. Los bordes del área infectada crecen tan rápidamente que los cambios se pueden ver durante unos cuantos minutos. Si la afección no se trata, la persona puede padecer un choque (shock) con disminución de la presión arterial (hipotensión), insuficiencia renal, coma y finalmente la muerte ("Enciclopedia Médica").

En la noche del 5 al 6 de febrero de 2004, de nuevo no podía dormir, mi salud empeoró. No encontraba un lugar, por lo que iba de la cama al sofá y del sofá a la cama, con la esperanza de que en algún lugar me sentiría mejor. Pero me ponía cada vez peor, todos los huesos me dolían. Finalmente llegó la mañana, pero no me trajo ningún alivio. El tiempo para mí pasaba muy lento, el día era una tortura. Por lo tanto, recordando todas las curas milagrosas de diferentes enfermedades a través de las oraciones de nuestra Iglesia, incluso de la enfermedad del cáncer, y el hecho de que nuestros creyentes pasan a la Eternidad sin dolores y sufrimientos, me dirigí al ministro de Dios de nuestra Iglesia con la esperanza en la ayuda de Dios, que Dios dá a las personas a través de sus oraciones. El 6 de febrero de 2004 cerca de las 17 horas, llamé a ese ministro. Él cogió el teléfono, se me adelantó, preguntándome por mi salud. Le conté todo. El ministro de Dios oró por mí en mi ausencia, y ¡Dios me curó! ¡Media hora más tarde, por la gracia de Dios, ya podía mover las manos, los pies, por lo tanto ya no me dolían las articulaciones! Las enfermedades que me hicieron sufrir por muchos años, ¡me han dejado! ¡Estoy curada! En conmemoración del aniversario del día y la hora de mi curación, decidí a escribir este testimonio acerca de las obras milagrosas de Dios, que Él hace en Su pueblo. Es especialmente grato, el hecho de que Dios me ha dado más de lo que yo esperaba. Le pedí alivio, y fui curada.

¡Gloria a nuestro Dios! ¡Amén!

Olga Logvinskaya

Kovel, Ucrania

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