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"Марфа, услышав, что идет Иисус, пошла навстречу Ему; Мария же сидела дома.
Тогда Марфа сказала Иисусу: Господи! если бы Ты был здесь, не умер бы брат мой.
Но и теперь знаю, что чего Ты попросишь у Бога, даст Тебе Бог. "
(От Иоанна 11:20-22)
"И, став позади у ног Его и плача, начала обливать ноги Его слезами и отирать волосами головы своей, и целовала ноги Его, и мазала миром.
Видя это, фарисей, пригласивший Его, сказал сам в себе: если бы Он был пророк, то знал бы, кто и какая женщина прикасается к Нему, ибо она грешница.
Обратившись к нему, Иисус сказал: Симон! Я имею нечто сказать тебе. Он говорит: скажи, Учитель. "
(От Луки 7:38-40)
Muchos dan gracias por la ayuda de Dios y por las curaciones que han recibido de Dios. Si lo desea, únase a nuestras oraciones dominicales y oraremos por sus necesidades (petición de oración), si eso no contradice la Voluntad de Dios. El ministerio de oraciones entregado por Dios a la Iglesia de Kovel, fundada en 1924 son las oraciones dominicales por todo el mundo.

LA CURACIÓN DE ALEXANDER MORITZ

Alexander Moritz

En el nombre del Gran Dios el Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, quiero contar cómo mis ojos fueron curados en la Iglesia de Kovel. Yo, estaba muy mal de la vista. Además de la habitual miopía, tenía un desplazamiento cilíndrico del eje óptico en ambos ojos. La vista empeoró, ya que el eje de vista se desplazaba cada vez más. Por eso, cada seis meses, tenía que cambiar los lentes de las gafas. Aquí en Alemania costaban alrededor de 230 a 255€, pero eso no es todo. Mis ojos no toleraban ni la luz solar, ni la luz eléctrica. Tenía que llevar unas gafas especiales con lentes oscuros, y estar 20 minutos, sin las gafas, eran una experiencia dolorosa: los ojos me dolían, se llenaban de sangre y de lágrimas.

En 1991, en verano, el ministro de la Iglesia de Kovel se ofreció a orar por mi curación. Él dijo: “Nosotros creemos en el Dios Vivo Que es poderoso para curar, así que si usted tiene fe de curarse, ahora vamos a orar por la curación de sus ojos.” Yo le contesté: “Tengo fe.” Después de quitarme las gafas, me puse de rodillas y oramos. ¡Después de una única oración, Dios me curó! ¡Ya no volví a ponerme las gafas y me sentí bien! Después de la comida nos fuimos a la cercana ciudad de Brunswick. Regresando a casa por la noche, yo miraba libremente las luces de los faros de los automóviles que se acercaban, no me hacían daño, como antes. Me sentía contento y agradecí al Dios Todopoderoso por haber curado mis ojos: recuperó mi visión al cien por cien, al igual que la percepción de la luz. ¡Ahora ya no necesito más las gafas!

A mi hermana Nelly Dios la ha curado en varias ocasiones. La última vez fue en mayo de 2003. Nelly levantó mal una carga y se le formó una hernia en la columna. Ella no podía dormir ni sentarse tranquilamente y caminaba con dificultad. Pero, a pesar de su enfermedad y de todas las dificultades, teniendo fe en el Poder del Dios Vivo, decidió ir con nosotros a ver a nuestros amigos, en la ciudad de Kovel. En el camino ella lo pasó muy mal, y había que pasar por dos fronteras y eran 1.200 km de distancia. Le atormentaban los dolores, se le hincharon los pies. Poco tiempo después de nuestra llegada a la ciudad de Kovel (la misma enfermedad progresaba), nosotros, por la Voluntad de Dios, o sea en el nombre de Dios, llegamos a la reunión. El ministro de Dios de la Iglesia de Kovel instó a la congregación en nombre de Jesús Cristo a orar por los enfermos. Nelly necesitaba la curación, por lo que se arrodilló en la congregación y le pidió a Dios que la curara, sin haber dicho nada a nadie acerca de su enfermedad. Y así, durante la oración, Dios llenó el ministro de la Iglesia de Kovel con Su Poder, quien se acercó a Nelly y en el nombre de Jesús Cristo puso su mano derecha sobre ella. En ese mismo momento, vino la Palabra Profética por medio de este ministro de que Nelly se había curado. Después de la oración, levantándose de sus rodillas, ella anunció que había estado gravemente enferma, y que Dios le había curado ahora en un instante. Durante la imposición de las manos, ella sintió como por la acción del poder de Dios, se alineaba su columna vertebral, y las vértebras una tras otra iban ocupando sus lugares. El dolor desapareció al instante.

De esta manera se cumplieron las palabras de Jesús Cristo: “Sobre los enfermos pondrán sus manos y sanarán» (Marcos 16:18).

Hemos sido testigos de muchos milagros grandes que Dios ha hecho en Su pueblo, y precisamente en la Iglesia de Kovel, a la que pertenecemos.

¡Gloria a Dios por todo! ¡Amén!

Alexander Moritz

Salzgitter, Alemania

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¡DIOS ME CURÓ!

El 17 de diciembre de 2012, limpiando la nieve del patio con una pala, sentí un dolor repentino y fuerte en la parte baja de la columna vertebral. Me tuve que esforzar mucho para llegar hasta la casa y me acosté en el sofá. Los dolores eran tan fuertes que no era capaz de girarme, ni podía sentarme o levantarme. Para levantarme del sofá, tenía que dejarme caer al suelo, y luego, apretar los dientes y pararme lentamente. En esto, mi cuerpo entero fue empapado con sudor frío. Sabía que en nuestra Iglesia es el ministerio de la oración con la unción con óleo y me acordé de las curaciones de otras personas, que ellos recibieron las curaciones instantáneas de Dios, por medio del ministerio. Entonces, pedí por teléfono al ministro de la Iglesia de Kovel que orara por mi curación...

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EL TESTIMONIO DE MARÍA SOBRE LA CURACIÓN DE DIOS DE ICTUS ISQUEMICO

Yo contaré acerca del milagro de curación que Dios me hizo. Me enfermé. Me aparecieron los síntomas de una parálisis del lado derecho del cuerpo. Tenía fuertes dolores de cabeza, sobre todo en la región de la nuca, ruidos. Al tocar, mi cabeza en la parte derecha parecía de madera. La mandíbula inferior, y luego la superior, se pusieron insensibles (como después de una anestesia, cuando te sacan una muela). Mi lengua en la boca era grande y pesado. Mi boca estaba torcida. Me era difícil hablar. La pierna y la mano derecha estaban entumecidas hasta las puntas de los dedos. Mi estado empeoraba más y más. Como médica, sabía que estaba amenazada de muerte, así que consulté a un médico. Él me propuso ingresarme en el hospital, pero yo me negué, sabiendo que ante tal enfermedad los médicos son impotentes. El médico respondió: “Depende de Usted, pero sepa que en cualquier momento podía venirle un infarto cerebral total y la muerte”...

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