CIEGOS RECIBEN LA VISTA
Quiero compartir mi alegría: Dios me curó del glaucoma por la oración con la unción con óleo en el nombre del Señor. Después de la oración del ministro de la Iglesia, el continuo dolor de cabeza desapareció. Ya no sentí el dolor punzante dentro del ojo que, hasta entonces, parecía un dolor de muelas …
¡A Ti sea la gloria, Dios misericordioso, por Tu milagro evidente que hiciste!
Ya desde hace casi un año había estado sufriendo dolores de cabeza en la parte de la frente y tenía sensación de arena en los ojos. Noté que conseguía dormir mejor si mi cabeza se encontraba en una posición elevada. En los últimos tiempos sentí que algo me estaba perturbando la vista. Instintivamente extendí la mano para apartarme cabellos del ojo izquierdo que no existían, o abrí los ojos más de lo normal para ver las cosas mejor. Mis parientes se dieron cuenta de esto. En este momento todavía no me imaginaba que iba quedarme ciego de un ojo. Durante un ataque de dolor de cabeza, el 16 de diciembre de 2012, sentí un dolor agudo y punzante en el ojo izquierdo. Probé a mirar mi hermana que estaba sentada en la mesa, con el ojo izquierdo, y me agarró la desesperación. Dije, preocupado: “No te estoy viendo.” La vi en frente de la ventana como una sombra humana. Y por la noche, cuando prendí la luz de mi cuarto y miré la lámpara de araña con el ojo enfermo, solo vi una mancha clara y una “niebla” muy densa alrededor de ella – no podía ver ni el perfil de la lámpara de araña ni la lámpara de araña misma. Para mí fue una tragedia, no dejé de pensar: “¿Y qué sucederá si eso también ocurre con el otro ojo? …” Quería saber qué decía la literatura médica sobre enfermedades oculares y a cuál enfermedad apuntaban los síntomas que tenía. Recibí una información desoladora: dolores punzantes en la zona del ojo afectado, ataques de dolor de cabeza, posiblemente acompañados por vómitos, mareos y la pérdida rápida de la visión, todo aquello se convirtió en una realidad en mi vida y se conoce generalmente como glaucoma. Las recomendaciones para pacientes afectados de glaucoma son: dormir con la cabeza en posición elevada, evitar cargas físicas. Yo ya había llegado a estas conclusiones por consideraciones prácticas y había sido forzado de seguirlas, sin tener que leer literatura especializada.
El glaucoma es una enfermedad ocular que se caracteriza por la pérdida de visión como consecuencia de un daño en el nervio óptico secundario, provocada generalmente, por un aumento de la presión intraocular. El glaucoma, puede dañar la visión si no se trata, pues la presión elevada dentro del ojo, las fibras nerviosas del nervio óptico se mueren, produciendo pérdida progresiva de la visión, si se deja sin control progresa hasta la ceguera total. El problema está en que cuando una persona se da cuenta de que ha perdido campo visual, el glaucoma ha avanzado y esa pérdida es irreversible. La visión que se pierde debido al glaucoma no puede recuperarse. El glaucoma generalmente afecta a ambos ojos, es posible que estos no se vean afectados por igual. El glaucoma es la primera causa de ceguera incurable en el mundo (Enciclopedia Médica).
Ya no tenía fuerzas para soportar estos sufrimientos y dolores. Sabía de ejemplos palmarios de muchas curaciones por Dios. Entonces, el día 30 de diciembre de 2012, decidí contarle a uno de los ministros de nuestra Iglesia mi problema. Solo tenía un deseo: ir ante Dios Vivo con mi problema. Le pedí orar por mí. Mi rostro estaba bañado en lágrimas. Fue evidente que el ministro se identificó con mi problema como si fuera el suyo, me apoyó y me aconsejó no caer en desespero y en dudas. La enfermedad ya había avanzado mucho. Tenía continuos dolores punzantes en el ojo izquierdo. Sin contarle a nadie, ayuné el 1, el 2 y el 3 de enero de 2013 (no comí ni bebí nada hasta las 18 horas todos los días), y llorando le pedí a Dios que me perdonase, donde yo, de manera consciente o inconsciente, no había seguido Su voluntad, que Él reforzaría mi fe y me curaría.
Y el 3 de enero de 2013, por la noche, el ministro de nuestra Iglesia de Kovel vino a nuestra casa, según la orden de Dios. Primero conversamos sobre mi estado espiritual. Luego me propuso orar para que Dios me perdonase toda culpa. Durante la oración Dios me dijo por medio del ministro: “Es Mi voluntad darte ayuda … Yo no hago así como tú piensas … ”. Dios me reveló todas mis turbaciones y dudas. Después de la conversación había otra oración. Antes de la oración, el ministro me preguntó si yo tenía la fe en el ministerio de la oración con la unción con óleo de la cual relata el quinto capítulo de la Epístola de Santo Santiago Apóstol. Respondí: “Tengo fe.” El ministro de Dios hizo la oración con la unción con óleo en el nombre del Señor. Durante la oración yo estaba de rodillas. Con su mano derecha el ministro ungió mi cabeza con óleo. Después de la unción con óleo, la oración continuó y su mano fue puesta sobre mi cabeza hasta el final de la oración. ¡Qué oración! En esta oración sentí la presencia de Dios Mismo y temblando Le dije todo que deseaba. Si lo recuerdo hoy, los ojos se me llenan de lágrimas. Al terminar la oración, Dios puso uno nuevo Canto Espiritual en Otras Lenguas en la boca del ministro y al mismo tiempo la fuerza de Dios también me llenó a mí. Juntos con el ministro canté el Canto Espiritual en Otras Lenguas que Dios nos dio. ¡El milagro sucedió! En este tiempo Dios me quitó los dolores con Su mano y en mi ojo izquierdo quedó un calor agradable que seguí sintiendo durante mucho tiempo.
¡A Ti sea la gloria, Dios Todopoderoso y a Ti Único Te doy gracias por el ministerio de la unción con óleo que nosotros, los hombres, recibimos! El Señor no cambia. Él es el Mismo ayer, y hoy, y por los siglos. Como está descrita en la Epístola de Santiago 5:14–16 la secuencia de oración por la curación de los enfermos: “Si alguno está enfermo, que llame a los presbíteros de la Iglesia, y oren sobre él, ungiéndole con óleo en el nombre del Señor. Y la oración de la fe sanará al enfermo, y el Señor lo levantará. Y si ha cometido pecados, le serán perdonados. Confesad vuestras faltas uno a otro y orad los unos por los otros, para que seáis sanados. La oración ferviente del justo tiene mucho poder”, así todo se sucede en nuestros días también! Después de esto ministerio me sentí tan ligero – no sentí dolores en absoluto, tenía los sentimientos tan agradables, tiernas del amor a Dios, y sentí tanta alegría – Dios me curó y eso significa que me perdonó mis faltas.
Desde entonces ya no sufro de ataques de dolor, soy capaz de leer libremente. Soy capaz, por ejemplo, de leer solo con el ojo izquierdo el texto del Evangelio que, en este momento, se encuentra delante de mí, de un tamaño de 13x9 cm y con una altura de letra de aproximadamente 1 mm. Hoy es el 14 de enero de 2013, antes de mi curación solo habría podido soñar con esto.
Doy gracias a Dios por Su misericordia y por mi curación.
Dios misericordioso, ¡me ayude a glorificarte de una manera que sea digna de Ti! Amén.
Lyubov
Kovel, Ucrania
Volver a la lista »
|